Desde el mediodía del domingo 8 de junio, Bogotá vibró con una de las movilizaciones culturales más grandes del país. Bajo el lema Latinoamérica Migrante Resiste, el VI Concierto de la Esperanza convirtió la Plaza de Bolívar en un escenario de resistencia y memoria donde la música tomó la palabra para exigir dignidad, justicia y vida en Colombia.
El evento, gratuito y transmitido en directo por Señal Colombia, RTVCPlay, Radio Nacional y Radiónica, además de 16 canales públicos en el Continente, fue una plataforma de expresión artística en medio de un momento social y político marcado por la defensa de la paz. A lo largo del día, la tarima se transformó en un lugar de encuentro entre generaciones, pueblos y causas comunes, con artistas que mezclaron géneros y tradiciones para cantar contra la violencia y en favor de la esperanza.
Un llamado colectivo a la paz, la unidad y la vida
La jornada estuvo marcada por un homenaje constante al senador Miguel Uribe Turbay, víctima de un atentado el pasado sábado 7 de junio. Desde el inicio del concierto, el presidente Gustavo Petro pidió a través de sus redes sociales que “millones de voces canten por Miguel Uribe Turbay”, reconociendo su liderazgo juvenil y su compromiso con la construcción de una Colombia sin odios.
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Desde la tarima, el gerente de RTVC, Hollman Morris, también se sumó al llamado: “Vamos a tomarnos de las manos para decir "Fuerza Miguel" y, sobre todo, ¡Fuerza Colombia! Que viva la paz”, expresó ante una multitud conmovida.

Una bandera de Palestina gigante, que se notaba imponente desde la altura, ondeó junto entre una multitud dominada por los jóvenes, en medio de un clamor por la paz global, en solidaridad con los pueblos oprimidos y con los migrantes latinoamericanos, protagonistas invisibilizados que encontraron en este concierto una forma de hacerse escuchar.
Mago de Oz: un grito de justicia y redención desde España
Uno de los momentos más potentes de la noche lo protagonizó la legendaria banda española Mago de Oz. En medio del fervor de sus seguidores, el guitarrista Víctor de Andrés tomó el micrófono y dijo: “Vuestro presidente Gustavo Petro nos ha invitado a nosotros, los españoles, los españoletes… Porque este es un concierto maravilloso, es por la libertad, es por la justicia, ¡es por la esperanza!”.

La banda interpretó sus clásicos con una energía renovada, y en un gesto de memoria histórica, expresó su rechazo al legado violento de la colonización: “Le decimos no al terrorismo y la violencia que llegó con los españoles a América Latina”. Su intervención dejó claro que el arte también puede ser un acto de reparación simbólica y política.
Los Prisioneros: himnos de rebeldía en el corazón de Bogotá
Otro punto alto fue la presentación de Miguel Tapia, histórico baterista de Los Prisioneros, quien hizo retumbar la Plaza con 'El Baile de los que Sobran', 'Estrechez de corazón' y otros himnos que siguen vigentes en las luchas sociales de hoy.

La presentación fue un acto de memoria, una lección de historia con ritmo de resistencia, recordando que la emblemática banda emergió en un escenario de represión y se convirtió en un referente de resiliencia en medio de las dictaduras. Tapia recordó que la música debe ser crítica y comprometida, y que cantar en la Plaza de Bolívar es también una forma de resistir.
Bersuit Vergarabat desató la irreverencia
La banda argentina Bersuit Vergarabat sacudió a Bogotá con su mezcla de rock, cumbia, sátira política y compromiso social. Clásicos como Se viene, La soledad y Sr. Cobranza fueron coreados por una multitud completamente al momento.

“Hoy se vivió acá por la paz y por la esperanza, con un pueblo cantando y coreando una canción tan emblemática. La esperanza es lo último que se pierde y no se debería perder nunca”, dijo uno de sus integrantes, visiblemente emocionado por la recepción del público colombiano.
Inti Illimani: memoria continental y voz por Palestina
La histórica agrupación chilena Inti Illimani llevó al escenario una de las presentaciones más conmovedoras de la jornada. Con sus instrumentos andinos y su voz colectiva, alzaron un canto por Palestina, por los pueblos migrantes y por la paz en América Latina.
“El pueblo unido, jamás será vencido” fue coreado por miles como un eco de las luchas que aún persisten. En palabras de los artistas: “Este es un mensaje por la paz, por los derechos, en un momento en que el mundo parece olvidar lo que en el siglo XX nos costó tanto esfuerzo”.
Voces del territorio: rap, joropo y rock colombiano en la Plaza de Bolívar
Desde el Catatumbo, el dúo Motilonas Rap abrió el camino de los sonidos de raíz con versos potentes que hablaron de reconciliación, memoria y autonomía. “La paz nace en los hogares y es responsabilidad de todos construirla”, fue su mensaje ante una multitud que las recibió con respeto y entusiasmo.
Velandia y La Tigra, con su irreverente estile que mezcla el rock, sonidos electrónicos y música tradicional, puso al público a saltar al ritmo de Venganza y otras canciones que mezclan crítica política y humor rural. “Cantar en la Plaza de Bolívar es la consolidación de la revolución cultural”, expresó su voz líder, Nelson Velandia, durante su intervención.

Desde Arauca, Joseito Oviedo trajo el joropo llanero a la escena capitalina. Sus versos por la paz y la unidad entre pueblos cerraron uno de los segmentos más emotivos de la tarde.
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Apache y Ali A.K.A. Mind: poesía urbana por la justicia
El rap también fue protagonista. El venezolano Apache puso al público a corear rimas cargadas de dignidad, memoria y denuncia. Rindió homenaje al inolvidable Canserbero, símbolo de la resistencia artística frente a las injusticias.

Ali A.K.A. Mind, por su parte, encendió la Plaza con versos conscientes y homenajeó a Lucas Villa y Dilan Cruz, víctimas durante el estallido social en Colombia. “Nos encanta saber que todo ha valido la pena”, dijo desde la tarima. Su actuación fue un puente entre generaciones marcadas por la protesta y la esperanza.
Una jornada para la historia
El entusiasmo de los asistentes y una participación histórica en una convocatoria dentro del escenario más importante y popular del país, fueron la muestra del éxito de este evento que cumplió con la tarea de llevar un mensaje de paz y dignidad en momentos difíciles para el mundo y, en particular, para Colombia. El mensaje de tolerancia de un pueblo que no se cansa de luchar quedó marcado en el ruido estridente que atravesaba los cerros de Guadalupe y Monserrate.

El Concierto de la Esperanza consolidó su lugar como uno de los encuentros culturales más importantes del país. Una Plaza de Bolívar llena hasta el último rincón fue testigo de un día en que la música se convirtió en lenguaje de justicia, puente entre pueblos y grito por la dignidad de una América Latina que resiste.