Su renuncia, anticipada hace semanas y aceptada públicamente por el presidente Gustavo Petro durante un evento en Tibú, marca un nuevo capítulo en su vida política. / Foto: Departamento para la Prosperidad Social.

Gustavo Bolívar salió de Prosperidad Social en buenos términos con el Gobierno Petro

Foto: Su renuncia, anticipada hace semanas y aceptada públicamente por el presidente Gustavo Petro durante un evento en Tibú, marca un nuevo capítulo en su vida política. / Foto: Departamento para la Prosperidad Social.
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El exsenador y guionista abandona su cargo en el Gobierno sin atacar al presidente Petro y liderando encuestas presidenciales. Su salida reconfigura el escenario progresista de cara a las elecciones.

Gustavo Bolívar ya no es el director del Departamento de Prosperidad Social. Este viernes 16 de mayo se hizo oficial su salida del cargo, luego de más de un año al frente de la entidad encargada de ejecutar la política de transferencias del Gobierno Nacional. Su renuncia, anticipada hace semanas y aceptada públicamente por el presidente Gustavo Petro durante un evento en Tibú, marca un nuevo capítulo en su vida política: la preparación para la contienda presidencial de 2026.

“Hoy dejo mi cargo como director de Prosperidad Social. Feliz por el deber cumplido, triste por despedirme de un equipo de trabajo formidable”, escribió Bolívar en su cuenta de X, en un mensaje de tono sereno. En contraste con otros exfuncionarios, de su parte no se escucharon críticas hacia el Gobierno: “No saldré a hablar mal del Presidente como lo han hecho varios ministros y exfuncionarios. Lo que me pareció mal lo dije mientras fui funcionario”.

La renuncia ocurre en un momento político complejo, tras el hundimiento de la consulta popular y la reactivación forzada de la reforma laboral. Bolívar deja su cargo sin estridencias, pero con un mensaje claro: su lealtad política permanece intacta, aunque sus aspiraciones lo lleven ahora por una ruta propia.

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Un funcionario con mirada política

Durante su paso por Prosperidad Social, Bolívar lideró la reestructuración de la entidad, alineándola con los principios del Plan Nacional de Desarrollo y la nueva política de transferencias. Fortaleció programas contra el hambre, reorientó la inversión social hacia las regiones con mayores niveles de pobreza y adaptó la arquitectura institucional a las apuestas del Gobierno de Gustavo Petro.

Su gestión fue marcada por una alta visibilidad mediática, especialmente en redes sociales, donde Bolívar mantuvo una comunicación directa con la ciudadanía. En su discurso de despedida, prometió presentar un balance detallado de su gestión en las horas siguientes, como ejercicio de transparencia política y administrativa.

Pero más allá del balance institucional, su salida tiene un significado político más profundo: Bolívar es hoy uno de los nombres más mencionados en las encuestas presidenciales para 2026. Según la medición de Guarumo y EcoAnalítica publicada recientemente, encabeza la intención de voto con un 12,6%, seguido por Vicky Dávila (11,6%) y Sergio Fajardo (11,4%).

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Entre la gratitud y la estrategia

El tono conciliador de su renuncia no es gratuito. A diferencia de otros exfuncionarios que han salido del Gobierno con reproches públicos —como Alejandro Gaviria o Mauricio Lizcano—, Bolívar parece trazar una línea clara: marcar una sana distancia sin romper con el proyecto político que ayudó a construir.

Su salida ocurre, además, en un contexto de reconfiguración de fuerzas dentro del Pacto Histórico. La frustración tras el hundimiento de la consulta popular ha agudizado tensiones internas y desatado una carrera anticipada por la candidatura presidencial. Bolívar, con su renuncia, se posiciona como una de las primeras opciones para el masivo electorado que aglutina la coalición de izquierda.

Con un “Gracias a ustedes” cerró su mensaje al país, en lo que parece ser el punto de partida de una nueva etapa: la de precandidato que quiere representar al progresismo en una elección donde el proyecto de justicia social se jugará su continuidad o su reverso.