La vereda San Andrés, en Chinchiná, Caldas, fue escenario esta semana de una historia estremecedora que ha conmocionado al país. A plena luz del día, una niña de 13 años escapó envuelta en una sábana, con las manos atadas y el rostro marcado por el terror. Detrás de ella, según los testigos, corría su padrastro, un hombre identificado como José Ramírez, quien además era reconocido en la comunidad como pastor de una iglesia pentecostal en Santa Rosa de Cabal.
Fue José Diego Osorio, un vecino del sector, quien atendió los gritos y salió de su casa para encontrar a la menor en evidente estado de conmoción. “Tenía las manos y la boca amarradas con cinta, apenas podía mantenerse en pie. Cuando me vio, me pidió ayuda con la mirada”, relató el hombre, quien de inmediato la resguardó y alertó a las autoridades.
Según el testimonio que la niña le entregó al rescatista y que ya fue reportado a las autoridades, Ramírez la habría agredido en repetidas ocasiones. La menor dijo que el hombre la dejó encerrada y que incluso estaba cavando un hueco cerca de la casa para enterrarla. “Aun después de escapar, él siguió buscándola para llevársela a la fuerza”, aseguró Osorio.
La reacción de la comunidad fue inmediata. Decenas de personas se organizaron para buscar al hombre, quien intentó huir en un vehículo pero terminó abandonándolo para ocultarse entre cafetales en la vereda La Gorgonia. Fue allí donde lo encontraron, lo retuvieron y lo entregaron a la Policía, no sin antes enfrentarse a la furia de vecinos que, indignados por los hechos, intentaron hacer justicia por su propia mano. El capturado fue trasladado a un centro médico debido a las lesiones que presentaba y ya está bajo custodia de las autoridades.
La menor se encuentra bajo custodia del ICBF
La menor, por su parte, recibió atención en el Hospital San Marcos y actualmente está protegida por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
El caso ha despertado una profunda indignación nacional, no solo por la crueldad del crimen sino por el hecho de que el presunto agresor ostentaba una posición de autoridad espiritual en su comunidad.
El alcalde de Santa Rosa de Cabal, Paulo César Gómez, emitió un comunicado en el que rechazó el hecho, lo calificó como aberrante y reiteró el compromiso institucional para proteger a la menor y acompañar a su familia. “Debemos estar atentos, como padres y ciudadanos, a cualquier señal que ponga en riesgo la integridad de nuestros niños y niñas”, dijo el mandatario.
El caso continúa en investigación. Las autoridades recopilan pruebas y testimonios para avanzar en el proceso judicial contra José Ramírez, mientras el país vuelve a mirar con dolor e indignación el drama del abuso infantil que, una vez más, ha sacudido a una comunidad entera.
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