El sucesor del Papa Francisco tendrá varios retos desde que se la chimenea expulse el humo blanco. Francisco abrió nuevos caminos en temas de diversidad, la lucha contra la pederastia, el papel de la mujer en la Iglesia católica, la vocación sacerdotal, y el genocidio en Palestina. El próximo Sumo Pontífice deberá decidir si seguirá con las mismas ideas de Bergolio, o si decidirá otro camino para estos nuevos desafíos, mientras construye su propio "estilo papal".
Unidad en la diversidad
Durante sus 12 años de pontificado, Francisco fue blanco de intensas críticas internas, especialmente por parte de sectores conservadores de la Iglesia, debido a su apertura hacia los migrantes, los laicos y los fieles LGBT+. La decisión de permitir la bendición de parejas del mismo sexo a finales de 2023 profundizó las divisiones.
El próximo Papa deberá buscar un equilibrio entre las distintas corrientes, gestionar sensibilidades culturales diversas y avanzar en la sinodalidad, es decir, en una Iglesia más participativa a todos los niveles.
Lucha contra los abusos sexuales
A pesar de avances como el levantamiento del secreto pontificio y la obligación de reportar abusos, muchas víctimas consideran que las acciones de Francisco fueron insuficientes. La presión internacional crece por una mayor transparencia, especialmente en países donde el problema sigue siendo tabú, como Italia, y otros donde aún no hay investigaciones independientes.
Organizaciones como Bishop Accountability exigen reformas más severas, incluida la publicación de los nombres de sacerdotes condenados y la destitución automática de agresores comprobados.
Diplomacia en un mundo en crisis
El Papa también es jefe de Estado y voz moral en un planeta afectado por guerras (como en Ucrania y el genocidio en Palestina), el ascenso de populismos, el impacto de la inteligencia artificial y la crisis climática.
Francisco fue criticado por Israel, Rusia y EE. UU. por declaraciones consideradas polémicas. El sucesor tendrá que definir si mantiene ese tono o adopta una postura diplomática más tradicional. También deberá gestionar temas clave como la inmigración y la compleja relación con China, con quien el Vaticano mantiene un delicado acuerdo sobre el nombramiento de obispos.
El papel de las mujeres
Aunque Francisco nombró a la primera mujer al frente de un dicasterio en el Vaticano, las expectativas de una mayor apertura –como la admisión al diaconado femenino– no se materializaron. Las asociaciones feministas y muchos laicos esperan señales claras del nuevo Papa sobre el rol de las mujeres y la democratización de las estructuras eclesiásticas.
Vocaciones en declive
Mientras en África y Asia crece el número de sacerdotes, en Europa y América Latina se reducen las vocaciones y la asistencia a misa. El próximo Papa deberá responder a estas dinámicas y al mismo tiempo competir con el avance de iglesias evangélicas, sobre todo en el hemisferio sur.
Finanzas y transparencia
Francisco impulsó importantes reformas financieras, pero el Vaticano aún enfrenta déficits crónicos y una caída en las donaciones. Además, los escándalos de corrupción han dañado la imagen de la Santa Sede. El nuevo pontífice deberá consolidar la transparencia y recuperar la confianza financiera.
Un nuevo estilo papal
Francisco rompió moldes: vivió en Santa Marta en lugar del palacio apostólico, rechazó lujos y habló con franqueza en público. Sin embargo, también fue criticado por su estilo de gobierno personalista. El próximo Papa deberá encontrar su propio estilo, equilibrando cercanía y liderazgo sin parecer una réplica de su antecesor.